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Individualidad y pacto

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“El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo” (Friedrich Nietzsche) En 1860, una de las primeras defensoras de los derechos de las mujeres, Elizabeth Cady Staton, afirmó en un discurso en la American Anti-Slavery Society que “hay una clase de matrimonio que aún no se ha intentado, la del contrato entre partes iguales que lleve a una vida de igualdad, con iguales restricciones y privilegios para ambas partes”. Con estas palabras, ya en esa temprana época, esta autora dejaba en evidencia un gran problema en las relaciones matrimoniales, los contratos o matrimonios pactados, habitualmente se hacían en función del varón y no de la mujer. De hecho, muchas autoras sostenían que el matrimonio, tal como estaba concebido, era una institución en la que sólo una parte, el marido, ejercía un poder similar al de esclavista sobre su espos

Conflictos de pareja ante la muerte de un hijo


Es común que las parejas enfrenten conflictos luego de la pérdida de un hijo. Las razones son variadas y complejas.

El dolor por la pérdida del hijo

El dolor no se vive ni se expresa de la misma manera. Muchos creen que su pareja no siente el dolor de manera suficiente o al contrario, que está exagerando el sufrimiento.
Cuesta entender que el dolor tiene siempre un componente individual, subjetivo e intransferible.
Las parejas deben aprender a respetar sus dolores y la manera de vivirlo y expresarlo, de otro modo, habrán de enfrentar no solo el duelo de la pérdida de un hijo, sino el desgarro de un conflicto de pareja.

Sincronización del dolor por la muerte de un hijo

No solo se vive el dolor de manera diferente, también, se experimenta en momentos distintos.
En un primer instante uno de la pareja tiende a ser fuerte, protector y consolador. Eso implica no darse permiso para expresar sus emociones con la misma intensidad que su pareja. Al pasar el tiempo dicha persona, puede comenzar a revivir el hecho y expresar el dolor, como no lo hizo antes. Esta falta de sincronización a veces es causal de conflictos de pareja, porque el que está sanando no entiende que su pareja esté en otro momento vivencial, incluso depresivo.

Culparse por la muerte del hijo

Muchas parejas se hacen reproches y se culpan. En el contexto de la muerte de un hijo es habitual escuchar: “deberías haber hecho...”, “tendrías que haber...”, “por culpa tuya”, “si hubieras sido”, entre otras oraciones que expresadas en el contexto de un dolor extremo, hacen que las personas no piensen adecuadamente.
Nadie en su sano juicio actúa de manera tal de provocar la muerte de un hijo, por lo tanto, dichas frases ahondan la crisis.
Como señala la periodista catalana Mercè Castro Puig: “La culpa, la que sea, es siempre un callejón sin salida, oscuro, en el que, irremediablemente, nos estrellamos. Como un parásito, se adueña de nuestra mente hasta que enfermamos. Con la culpa como compañera de viaje es imposible avanzar porque nos remite siempre al pasado”.

Alteración del deseo sexual producto del duelo

Una faceta que se tiende a obviar es la vida sexual. En este contexto ocurren dos fenómenos desconcertantes. Algunas personas aumentan su apetencia sexual, lo que suele ser chocante para aquellos que les ocurre lo contrario.
Otros en cambio, pierden el deseo sexual, en parte, porque se sienten culpables de sentir placer o buscar algún tipo de retribución sensual, en el contexto del duelo. Cuando algunos observan que a su pareja le sucede lo contrario y que busca la vida sexual como evasión o una manera de olvidar por algún momento el dolor, se sienten traicionados o culpables.

Negación de la muerte de un hijo

Uno de los senderos transitados por los padres que pierden a un hijo es la negación. No enfrentan el hecho ineludible de que el hijo ya no está.
Algunos siguen preparando comida para el que partió, hablan con el difunto, se ocupan de tareas que el hijo hacía y cosas similares. Todo eso, de algún modo, es negar el hecho lo inexorable y definitivo de la muerte de un ser amado.

Olvidarse de ser pareja ante la pérdida de un hijo

El psiquiatra Carlos Bianchi, señala que: “Cuando la pareja es dramáticamente conmovida por la muerte de un hijo, es comprensible que cada uno de los padres esté sumergido en su propio dolor y que la relación de pareja no esté, en ese momento, en el primer lugar de sus preocupaciones”.
Muchas parejas no entienden que cuando el funeral pase, cuando los pésames ya no estén, que cuando los amigos y familiares se marchen, solo se tendrán el uno al otro. Por lo tanto, es imperioso acompañarse y servir de apoyo uno al otro. Lo necesitarán para más adelante, y para no alterar su proyecto de vida.
Manejar el dolor de manera adecuada, puede ayudar a la pareja a afianzarse mutuamente. Cuando es lo contrario, se corre el peligro de llevar al cementerio tanto al hijo, como al matrimonio.

Asumirse como víctima ante la muerte de un hijo

Muchas personas, actúan como si su dolor fuera más intenso que el de su pareja. En las culturas centradas en la madre, esto suele ocurrir con más frecuencia en mujeres que actúan como si fueran las únicas dolientes o que su sufrimiento fuera más importante, por ser madres.
Eso es absurdo, injusto y dolorosamente cruel con la pareja. Todo padre sufre el dolor de un hijo, comparar el dolor no ayuda.

Lo real de la muerte de un hijo

Cada persona vive su dolor y expresa sus apetencias de manera diferente. Entenderlo, conversarlo, respetarlo, es primordial, para evitar conflictos y sufrimientos anexos al dolor de perder a un hijo.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez
Se prohíbe la reproducción total o parcial del presente 
artículo sin la autorización expresa del autor.
Originalmente publicado en Suite101

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